La situación es la siguiente: voy caminando por alguna calle o bajando alguna escalera y diviso que a lo lejos se encuentra parado alguien conocido por mí (NO, lo lamento pero no se trata de alguien famoso. Para leer anécdotas sobre famosos, dirigirse a otro blog, gracias).
Ahora bien, la clase de conocimiento que tengo acerca de esa persona no podría ubicarse en la categoría de "actual" ni en la de "profundo". Esto significa que conocí a ese individuo hace mucho tiempo atrás y que lo he dejado de ver hasta el preciso instante en que lo divisé a lo lejos o que lo conozco en forma muy superficial (posiblemente sólo ha mediado entre nosotros un mero intercambio de saludos) o quizas se trata de alguien que se ha esmerado en reunir ambas categorías en su persona, en cuyo caso se trataría de un antiguo e irrelevante pseudoconocido (seudópodo).
Lo cierto es que cuando me enfrento a esta clase de situaciones (lo que sucede con suma asiduidad) se me presenta un dilema insoslayable: ¿Saludo a esta persona o bajo la cabeza y sigo de largo como si no la hubiera visto? Ante todo quiero dejar en claro que no se trata de un acto de mala educación de mi parte, simplemente lo que quiero evitar son las situaciones engorrosas para ambos.
El problema reside en que soy muy tímida y además creo que la vida es sumamente cambiante y a eso se agrega el hecho de que recuerdo mejor a las personas de lo que me recuerdan a mí, entonces si me paro y las saludo es posible que no tengan ni la más mínima idea de quien soy, en cuyo caso pueden responder a mi saludo y pensar: "¿Y ésta quien cuernos es?", o lo que es aún peor: "¿Y ésta cómo se acuerda de mí? Vaya a saber que quiere".
Si se trata de una persona mayor, la dificultad puede llegar a límites insospechados, puesto que me dirá: "Disculpá, querida, no te recuerdo, ¿vos quien sos? ". En tal situación, yo me vería obligada a mencionar infinidad de personas que han mediado entre ella y yo hasta posibilitar el mísero e insignificante lazo que nos une, lo que torna a todas luces preferible que en ese momento le diga: "Soy una ladrona, entrégueme ya su cartera o lo lamentará".
8 comentarios:
me quede con la intriga de quien es..
no importa.. creo que cuando te pasa una situacion asi tenes que pasar por su lado y mirarlo/a y si te dice algo vos ahi le decis... quien sos? y salis corriendo al grito de policia! policia!
Yo intento no saludar a ningún conocido por la calle. Amigos desde ya que sí, pero conocidos no.
Y apelo a la carita para abajo, siempre.
jajajaja
como te entiendo! me pasa lo mismo, yo por las dudas bajo la cabeza y sigo.
de última si me quieren saludar, que me frenen y lo hagan.
sí. (?)
o seguis como si no hubiera nadie ahi delante tuyo, o le afanas hasta los calzones...
muchas opciones no hay
jajaja yo pensaba que sólo me ocurría a mí!
Mi estrategia es poner una sonrisa en la cara, que no sea ni necesariamente amistosa ni tampoco indiferente, es una sonrisa que si la ve un desconocido la interpreta como que estoy diciendo "así con la vida no?" y si la ve un conocido la interpreta como "hola, te conozco!". A mi me ocurre esto a menudo ya que como profe he visto en estos 8 años a muchos jovenes y gente que tomó clases a veces por un par de meses y de ahi desaparecieron entonces luego te miran y yo no me acuerdo si será ex alumno o qué. Pero lo que describes en tu post suele ser algo incómodo..
Saludos, tantos años sin pasar por aquí!
Vos si que no sos bien simpática con los extraños.
Ay Vale! Que tremenda que es esa situacion. Creo que por mi personalidad, y justamente para no tener que pasar por el tipico "mmmm, perdon no recuerdo quien sos", sigo de largo. Cuando es alguien que me interesa mas tengo una estrategia. Lo miro y me hago el intrigado a ver si responde porque me conocio. Si no responde ahi, hago un segundo intento en el que no se nota si estoy mirando el arbol o a la persona como para darle tiempo de decir "Ah mira quien esta!". Si esto no funciona.... lo vere en otro planeta.
Todos pasamos por esas situaciones, y pensamos ¿QUÉ HAGO, SALUDO O NO SALUDO?... y pensamos, pensamos tanto, que cuando nos damos cuenta, la otra pesona ya está a tres kilómetros...
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