Efecto Skeletor

Enfermarse es una de las experiencias más desagradables por la que todo ser humano atraviesa tarde o temprano. Cuando era chica, hace ya muchisimo tiempo atrás (Aclaro para quienes se han empeñado en recalcar que no se es joven a los 30 años, que comparto firmemente esta opinión y que todos los días la repito, aunque el espejo sea el único obstinado en mostrarme lo contrario. Creo que hice un pacto con el diablo tan poderoso, que ni siquiera puedo recordarlo. Mr. Wilde, you'd be so proud of me), venía el médico a tu casa, te hacía un par de preguntas, te revisaba y mágicamente decía: Varicela, Paperas, Cólico renal, Dilatación arterial protoencefálica y así... Desde hace algunos años -y de manera concomitante con la proliferación de series televisivas que reflejan los avatares de la vida de los profesionales de la curación- la medicina se ha complejizado. Los médicos ahora, no se acercan a menos de 30 metros (sólo les faltaría usar barbijo), te miran con cara de desconfianza y te mandan a hacer una batería de análisis de alta complejidad, similar a la que deben practicarle a los jugadores de la NBA, antes del comienzo de cada temporada. Todo esto resultaría perfectamente coherente si al final, los médicos se encontraran capacitados para decirte: "Bueno, tenes gripe, o tenes dilatación arterial protoencefálica o así...", pero no, ese momento jamás llega y la frase más común suele ser:

George Clooney (alias Dr. Ross): "Tenes algún virus"...

Moi: ¿Cómo un virus?, ¿Pero por qué un virus?

George Clooney (alias Dr. Ross): Y si, alguna porquería que habrás comido.

Moi: Pero no, si yo como muy sano, soy vegetariana.

George Clooney (alias Dr. Ross): Estemmmmm, bueno, si, pero todo el mundo está enfermo, te habrán contagiado un virus en algún lado. Tomate esto y hace reposo por 3 días.

Ante tanta certeza profesional no queda otra cosa más que esperar que el médico haya acertado y que sea verdaderamente un virus lo que se padece.

Por el momento, me encuentro en la etapa de espera y pienso que enfermarse es una reverenda porquería, pero en mis últimas experiencias distantes de la sanidad, he advertido que existe algo así como una ley de la compensación. Luego de padecer una altísima fiebre adquiero una capacidad increíble, casi inhumana para desarrollar ciertas actividades intelectuales. Así, en un lapso de 48 horas logré leer "Operación Masacre" y "Quién mató a Rosendo" de Rodolfo Walsh, "Uno y el Universo" de Ernesto Sábato y "Variaciones sobre la escritura" de Roland Barthes... Como este superpoder tan fabuloso proviene de la enfermedad he decidido denominarlo "Efecto Skeletor". Si quieren saber si esta avidez por la lectura va acompañada de la comprensión de los textos, temo admitir que no... El superpoder que me ha sido concedido no llega a tanto, pero es algo absolutamente lógico, no hay que olvidarse que Skeletor no era tan poderoso como He-Man...