"Y te veré, por vez primera, quizá, como Dios ha de verte..."

I

Según la Real Academia Española:

narcisismo.
1. m. Manía propia del narciso2.
2. m. Excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras.

El mito griego de Narciso cuenta que se trataba de un joven de desmedida belleza, quien al contemplar su propia imagen reflejada en las aguas, se enamoró de si mismo al punto de sentir el irrefrenable deseo de alcanzar esa imagen. Para ir en su búsqueda, Narciso se arrojó al agua y murió ahogado.

II

El golpe más desbastador al narcisismo lo constituye la noción del Otro, o mejor dicho, la mirada de ese Otro.

Por muy complacido que se sienta Uno ante la visión de su propia imagen, existe una porción de uno mismo a la que no se puede acceder en forma alguna, ni siquiera por medio de la autocontemplación. Hay un costado de nosotros mismos que nos ha sido vedado y que, en cambio, se encuentra habilitado a la mirada del Otro.

Nadie puede verse cuando se va. Es lógico, por motivos absolutamente fácticos Uno no puede mirar su propio movimiento de espaldas cuando se marcha. Este tipo de visión sólo sería viable si la persona pudiera salir de su propio cuerpo y observarse (Desde ya que queda absolutamente prohibido formular sugerencias del tipo: Bueno, pero si hay un juego de espejos estratégicamente colocados, se podría... NO, no es válido este argumento. Aquí se plantea la idea de una visión directa, lisa y llana, sin la intervención de objeto alguno). Esto significa que solamente el Otro es el que puede verme cuando me voy. Mi espalda sólo tiene sentido porque alguien la observa cuando se va...

Pero como si esto fuera poco, existe algo más pertubador aún y es la idea de la vigilia. Nadie puede verse a si mismo mientras duerme, sólo el Otro se encuentra habilitado para observarnos durante el trance del sueño. La posibilidad de contemplar a una persona en esta instancia, dota a ese Otro de un poder incalculable, puesto que es el único que tiene acceso a divisarnos en un momento casi sagrado, en el que nos encontramos despojados hasta de nosotros mismos (En este caso puntual, queda absolutamente prohibido conjeturar acerca de experiencias tales como los viajes astrales o cosas por el estilo)

III

A esta altura, ya habrán descubierto con horror la potestad inconmensurable que tiene el Otro sobre Uno.
En lo que a mi respecta, he encontrado la manera de contrarrestar semejante superioridad. Para evitar ser observada al marcharme, directamente no llego a ningún lugar ... Y por otra parte, haré esfuerzos inhumanos y me someteré a las técnicas más rigurosas de autocontrol, pero te aseguro que nunca, pero nunca me veras dormir.