Gracias por la música

Cuando yo cursaba la escuela primaria tenía una maestra de música que se llamaba Susana.

Nos hacía llamarla "Señorita Susana", tenía 8 millones de años y usaba las botas plateadas de la Mujer Maravilla. El desconocimiento de la música, por parte de la Srita. Susana, era prácticamente absoluto. A ello se sumaba su denodado esfuerzo por mantener a sus alumnas alejadas de cualquier instrumento. Sólo nos permitía arrimarnos al triángulo, a los chin-chin, al toc-toc (¿por qué todos los instrumentos que no son pulenta tienen un nombre compuesto por dos espantosas sílabas separadas por un guión? Debe ser porque eso es lo único que les da algo de musicalidad) y la flauta. Nadie podía acercarse al piano que era "su instrumento", ni siquiera se podía tener acceso a él con una autorización judicial de 8 de los 9 ministros de la Corte Suprema de Justicia.

La Srita. Susana era chilena y con mucho orgullo (léase "orgulio" y no "orguyo", porque "elia" -no "eya"- hablaba así) se había sobrepuesto a la adversidad y había logrado tocar (es una forma de decir, claro está) el piano. Una y otra vez, a lo largo de esos 7 años de primaria, ella narraba cómo cuando era chica, una de sus pobres hermanitas (porque eran de una familia muy humilde) le había rebanado un dedo al intentar cortar una tajada de pan. Entonces luego de ese trágico relato, ella pasaba banco por banco para mostrarnos como el dedo medio de su mano derecha, tenía el mismo largo que sus dedos índice y anular. Con posterioridad, se sentaba al piano y se despachaba con una Marcha de San Lorenzo o con un Himno a Sarmiento prácticamente irreconocibles y yo pensaba que en realidad, su pobre hermanita le había cortado ambas manos con un hacha.

La Srita Susana mandó a llamar a Madre, cuando yo cursaba el pre-escolar porque durante una de sus magníficas clases, yo me había retirado del aula para irme al patio, luego de negarme a usar un gorro de granadero y cantar el Himno a San Martín, como ella pretendía. La Srita Susana es la misma que me puso un 8 de promedio, cuando yo estaba en 6° porque en una de sus clases, me había agachado a juntar una escuadra que se habia caído al suelo (chistes al margen, gracias) mientras ella destrozaba un carnavalito.

En uno de los últimos actos escolares de los que tengo memoria, la Srita Susana estaba sobre el escenario de un salón de actos colmado por padres y alumnas. Mientras ella aporreaba ese pobre piano, intentando exprimir de él alguna nota decente del Himno Nacional, con la simpatía que me caracteriza, miré a la madre de una mis compañeras, que estaba parada a mi lado y le comenté: "A pesar de lo que usted está escuchando y aunque no lo crea, a la Srita Susana le cortaron sólamente uno de sus dedos".