24 de octubre de 2007

Te llevaré hasta el extremo

En una entrevista, Adolfo Bioy Casares relataba que, al ocurrírsele una idea para un cuento -a contrario sensu de lo que muchos podían suponer- no la exponía ante su amigo Borges, sino que siempre acudía, en primer término, a alguna amiga (el término "amiga" tiene la connotación que ustedes quieran darle, pero conociendo a Bioy sugiero que se lo asimile a "espécimen del género femenino con quien es común alternar prácticas sexuales) . Bioy afirmaba que sólo en el caso de que su "querida" (me mata cuando escucho este término en alguna vieja película argentina) mostrara alguna clase de entusiasmo ante el esbozo del relato, el se internaba en la etapa de la escritura, y que si por el contrario, la fémina en cuestión no expresaba interés alguno, él abandonaba la idea, así sin más.
Bioy trataba de explicar que la tarea de la escritura, al menos en su caso particular y en la instancia previa de la concepción, estaba fuertemente vinculada con la seducción. Su motivación como escritor se veía exacerbada por el hecho de que una mujer se sintiera seducida por la idea que él había pergeñado.
Por su parte, Roland Barthes, en su texto "Diez razones para escribir", señala en la número 4, que él escribe: "Para ser reconocido, gratificado, amado, discutido, confirmado". Esto implica que, en cierta forma, comparte con Bioy la idea de que la escritura es una actividad estrechamente ligada a la seducción.
Luego de citar a estos dos autores, mi opinión deviene absolutamente irrelevante, pero como este es mi blog, me puedo dar el lujo de situar mi pensamiento junto al de estos dos señores, aunque más no sea por meras cuestiones de proximidad.
El arte en sí, es una potencia que genera seducción. La destreza en la ejecución de alguna competencia artística no solo provoca admiración, sino que puede llegar a despertar fervor y en ciertos casos, pasiones incontrolables (me abstendré de explicitar lo que generan ciertos músicos).
Es usual que al descubrir la obra de un escritor, nos sintamos presos de la fascinación y que -en esa suerte de enamoramiento-, nos volquemos con avidez a la búsqueda de todo cuanto haya escrito. Hacemos un viaje hacia su pasado, como si quisiéramos abarcar y descubrir cada uno de sus mínimos pensamientos (a veces eso sucede también con algunos blogs...). En este romance intelectual (que excede el género del autor y del lector) nos encontramos inmersos y experimentamos especial regocijo al comprobar que toda la producción artística de nuestro "objeto/sujeto de deseo" resulta más que digna de nuestro desaforado sentimiento.
Lo que sigue de ahí en más se parece bastante al amor. Algunas relaciones perduran, en otros casos se descubre que sólo se trató de un capricho ó de un malentendido, y puede llegar a darse que el devenir de la producción artística nos desilusione hasta el punto de provocar el abandono del autor. En esta clase de relaciones, la lealtad no sólo es posible sino que también es un valor aconsejable.
Eso sí, lo más difícil de lograr es la exclusividad... Bueno, tal como dije, lo mismo sucede en el amor...

8 comentarios:

Rockfo dijo...

Al final de cuenta somos todos unos seductores.... tal vez caigo continuamente aquí por eso.
Gran poder de seducción el que tenés!

(Muy bueno el post, no sabía lo de Bioy, mirá vos)

Salu2

Faby dijo...

Como dice Dolina, "todo lo que un hombre hace es para levantarse una mina".
La verdad es que vivimos seduciendo, que sería de nosotros sin la mirada del otro??
Por otro lado yo he conseguido la monogamia en el amor, pero no consigo ser una lectora monógama.
nos vemos sis!!

Pablo dijo...

que grande Adolfo..
si la ponia el sabado escribia el domingo.

Ignacio dijo...

¿y que pasa cuando uno se enamora por lo que ha leido?
¿las palabras, pueden enamorar?
¿se puede mezclar el "proceso" literario con el amor?
La palabra es lo unico que perdura, dijo alguno.

viole dijo...

aja, pero la poligamia que el lector establece con los autores no está penada por la ley... por suerte

acá podríamos empezar con el viejo debate que cuestiones si el artista trabaja para sí mismo o para los demás, pero ya veo lo que ud opina...

Valeria dijo...

Deli: No me digas eso que me pongo colorada...

Sis: La monogamia literaria es absolutamente imposible... la otra... estemmmmmmm... NS/NC

Pol: Viste que terrible este Adolfo??

Nacho: Tus 3 preguntas estan respondidas en el posteo.

Viole: En realidad yo escribí acerca de lo que me parecía que podía suceder desde la recepción, pero podemos analizar la producción en cualquier momento.

.gbrl dijo...

yo

estoy

de

acuerdo

.......

por supuesto, uno escribe y trata de afectar en algo a alguien........y, basicamente, eso es tratar de seducir....... ahora, el como resulta todo esto, es un tema aparte....

Pedro Martín dijo...

Temas algidos (estoy preso de esa palabra) si los hay....

Podríamos hacer un comentario pseudofilosófico sobre la motivación para escribir, para trascender o para desarrollar una veta artística...pero no da...

Todo lo que hacemos los hombres es para levantar minas. El que puede juega al fulbo, para levantarse una mina, sino consigue una linda (las minas lindas no van a la cancha, si alguna de ustedes van a la cancha, mirensé al espejo y sincersé, son de la categoría "belleza oculta"). Si así no llega la mina, con la guita que consigue (sino preguntenle a Carlitos Tevez).

Todo lo que hacemos es para conseguir minas, todo absolutamente todo.

El resto, son puras habladurías, excusas pedorras para darnos algún tipo de prestigio....

Todo, incluso yo, escribo esto con la esperanza que Elle McPhearson se enamore de mí!!


El blog? Otra excusa fútil... keep on trying....