y un día volvés a espiar tu propio blog, para ver si todo sigue en orden.
si las palabras no se escaparon de donde habían sido dejadas.
si los signos de puntuación respetaron su lugar.
y comprobás con espanto, que es cierto eso de que a las palabras escritas no se las lleva ni el viento.
quedan fijas, como grabadas en piedra.
lo lindo que hubiera sido que se modificase todo y que este blog pareciera haber sido escrito por Boris Vian, por ejemplo
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