16 de mayo de 2009

Cacerías


Por una de esas trampas del destino, una pobre (muy, muy pobre... Oh, todo es tan pero tan trágico) chica se enamoró del diablo.
Al principio, él se sintió muy entusiasmado porque nunca había sido amado por una chica así.
El trataba de pasar la mayor parte del tiempo con ella y durante ese lapso en el que estaban juntos nada diabólico sucedía en el mundo porque él estaba muy ocupado con su chica.
Pero él era Satanás, y lo que más quería en el mundo era ser el Demonio y vencer a Dios, por eso tan rápido como podía, dejaba a la chica y se iba a sembrar el caos entre los hombres.
La pobre chica (pobre porque era desvalida, como las chicas de las historias de Nabokov, no porque fuera carente de recursos) no podía creer que sus sentimientos por el Diablo no fueran lo suficientemente fuertes como para reternerlo a su lado y por eso se sentía muy infeliz.
Hasta que un día, el Diablo le hizo esta confesión: "Mirá, probablemente seas lo mejor que pudo pasarme, pero sinceramente creo que sos la trampa que Dios puso en mi camino para poder controlarme... y nadie puede manejarme, ni siquiera vos, ni siquiera el mismísimo Dios".

5 comentarios:

Faby dijo...

me gusta el dibujito

La Oveja dijo...

ni dios ni patron ni marido, le grito el diablo a la pobre (oh pobre) chica...

Ana dijo...

El del dibujito es el diablo? Qué panzón que está... y qué cara de buenudo tiene!

Juglar dijo...

el diablo más sabe por viejo... se nota que a la mina le gustaba la billetera porque NADIE EN SU SANO JUICIO SALE CON EL DIABLO!!!!

Valeria dijo...

sis: A mi también. Es un diablo de lo más bonito, además es de color violetita.

oveja: Oh si, ella es tan tan pobre... y él es tan tan diabólico.
Todo muy trágico.

Anita: Si, es un diablo panzudo y buenón.

Juglar: Pero no... no es así. YO me he enamorado de cada reventado que el Diablo al lado de alguno de ellos es una mezcla de Gandhi y Abel (el de la Biblia).