Los dulces sueños están hechos de esto

Anoche tuve el siguiente sueño:

Estoy en el supermercado haciendo compras (Estupenda muestra de racionalidad de mi parte, porque no es que estoy en el supermercado corriendo una maratón o incurriendo en un ejercicio ilegal de la medicina. No señor, yo estoy comprando, claro que sí. Punto a mi favor) y al girar en una góndola me encuentro con Madre -quien también lleva un carro y hace compras (Bien por Madre, porque hace lo que se debe hacer en sitios como ese).

Acerco mi carro al de Madre y así de la nada le digo: ¿Vos pensas que Jota está enamorado de mí? (Es obvio que no dije "Jota" en mi sueño, sino que dije un nombre concreto, pero si bien puedo soñar pavadas, no como vidrio y no voy a develar la identidad de la persona en cuestión).

Madre me mira y contesta: "No lo se, no conozco tanto a Jota como para saber si te ama o no".

Alarmada le replico: "No le digas "Jota", mirá si justo aparece y se da cuenta de que estamos hablando de él o si alguien que lo conoce pasa por acá y nos escucha hablando de él?"

Madre asiente con la cabeza y dice: "Tenes razón, deberíamos buscarle un apodo para poder nombrarlo con tranquilidad en los lugares públicos. Deberíamos llamarlo Ernesto o sino Marzo" (Bueno, reemplazar una letra por un nombre o por un mes no tiene ninguna lógica, pero la culpa acá claramente es de Madre y no mía).

Justo en ese momento advierto que Madre comienza a alzar las cejas repetidas veces, como si quisiera hacerme una seña del Truco, pero por supuesto yo se bien que Madre no sabe jugar al Truco, entonces yo la miro y continuo nombrando ininterrumpidamente a Jota.

Madre, con notable muestras de desesperación, mueve su cabeza hacia adelante y atrás, como si quisiera indicarme que algo está sucediendo a mis espaldas.

En ese momento giro y lo veo a Jota que sonríe, parado muy cerca mio, con sus brazos apoyados en un carro.

El pánico se apodera de mí, pero rápidamente pienso que yo soy la Reina de la Argumentación (también podría haber pensado que soy la Reina del Corso, pero no, nuevamente pensé lo correcto. Nuevo punto para mí.) y que tengo la capacidad suficiente como para revertir una situación tan bochornosa como ésta. Entonces yo también sonrío y le digo: "Imagino que escuchaste todo lo que estaba hablando con Madre". Giro mi cabeza, para mirar a Madre, con la esperanza de recibir su apoyo en un momento tan crucial de mi vida, pero Madre ya está en la mitad del pasillo, bailando techno dance con un repositor de mermeladas La Campagnola (sin comentarios).

Jota sigue sonriendo y yo prosigo con mi discurso: "Te decía que imagino que escuchaste todo lo que le decía a Madre, pero las cosas no son como te imaginas. En realidad, la verdad es que te amo. Te amo en silencio desde hace mucho tiempo, pero jamás me animé a confesarte mis sentimientos por miedo. Ahora escuchaste todo y es inútil que lo niegue. Ya lo sabes todo. Quedas debidamente notificado en este acto" (Me quiero matar por haber dicho todo eso cuando justamente se suponía que debía negar todo. El inconsciente es sumamente traicionero. Eso sí, me gustó la parte de la notificación, mi espíritu jurídico me acompaña hasta las últimas consecuencias).

Jota se pone muy serio y con absoluta cara de "no entender ni ídem" me dice: "Me sorprende todo lo que me decís, en realidad yo había escuchado cómo le expresabas a tu mamá, todo tu amor por un tal Ernesto, no sabía que te estabas refiriendo a mí. Yo solo me acerqué a saludarte y a preguntarte si sabías en qué góndola podía encontrar un paquete de papas fritas".

Ahí me desperté.

La foto de David Nalbandian no ilustra nada de lo expuesto y no tiene nada que ver con nada, pero a esta altura de las circunstancias y teniendo en consideración lo que hice en mi sueño, la ausencia de lógica parece ser una constante, al menos en estos días.