La pura verdad

Desde hace algunos días, aquellos que tenemos la dicha de vivir en la ciudad de Buenos Aires, hemos padecido los nocivos efectos de un extraño humo. Muchas han sido las explicaciones oficiales acerca de este fenómeno, pero cualquiera que tenga dos dedos de frente podrá advertir que semejante fumata no puede ser consecuencia de una simple quema de pastizales. No, señor!

Como en este blog hemos contraído un fuerte compromiso con la causa ambiental, brindaremos una serie de posibles explicaciones basadas en la RAZÓN (única fuente del saber que aceptamos), a los efectos de destruir toda clase de mitos y falsas creencias fundadas en la más absoluta irracionalidad.

Luego de un exhaustivo análisis de los hechos, este blog considera que las posibles causas que dieron lugar al humo son las siguientes:

1. Alguien finalmente logró escapar del infierno, pero olvidó cerrar la tapa de salida. Es por eso que las llamas del averno invaden nuestra ciudad. Lo positivo de ésto es que -así como tenemos relatos de aquellos que regresaron del cielo y vieron la luz- finalmente podremos tener una descripción precisa de los dominios del diablo. (Un aplauso para el demonio por haber aprendido que Dios tiene mejores operadores de prensa y ahora decide competirle palmo a palmo).
2. Somos víctimas de una conspiración que tiene como principales responsables al Pentágono, la Cia, la mafia china y la yacuza, todo mezclado con algún alienigena que practica abducciones (Incluir en este apartado la música de X-Files). Este complot se ha orquestado para terminar con la raza de los porteños, debido a su proverbial inteligencia (Así es, nos quieren matar como a ratas ahogadas, y todo porque somos re pulenta). Acá me están informando que no puedo revelar este tipo de información, porque es secreto de Estado o sino, deberé atenerme a las consecuencias. Está bien, hagan de cuenta que este acápite no ha sido escrito.
3. Dios -en su afán por purificar al mundo de las crecientes prácticas demoníacas- ha hecho un agujero en el cielo para poder esparcir incienso. Es dable advertir que a Dios se le ha ido un poco la mano.
4. Una extraña raza de gigantes y/o cíclopes se ha reunido en las afueras de la ciudad y nos está fumando lisa y llanamente. Creo que no es una mala forma de morir, por lo menos tiene onda. (Ok, smoke me, baby.)
5. Finalmente se supo: Buenos Aires es el mismísimo infierno.

Indudablemnente, en estos días Buenos Aires se parece a Londres, pero con menos estilo (por el olor a quemado). Yo, que sólo me rijo por la razón, creo que todo este humo me indica que mis próximas vacaciones deberían transcurrir en esa ciudad, del otro lado del Océano.